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30 jul 2014

La justificación por fe y su aplicación ética: “La restauración del hermano que peca”

La justificación por fe y su aplicación ética:

“La restauración del hermano que peca”
Por: Dr. Félix Muñoz

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo - Gálatas 6:1-2 (RVR)”.

Contextualmente, Pablo habla sobre el contraste entre la vida controlada por el Espíritu en conjunto de los beneficios y Su fruto divino en el creyente, y la vida controlada por los deseos de la naturaleza caída y sus consecuencias devastadoras en todas las áreas, tanto en lo religioso, moral, familiar, sexual, económico personal y social (5:16-25).

Históricamente, en tales tiempos, se acostumbraba la sabia reprensión por el bien del otro y se insistía a hacerse un examen propio antes de corregir. En el judaísmo (a diferencia de la cultura griega) se consideraba la humildad como una de las mayores virtudes y más nobles de todas. La imagen de llevar “cargas o peso” se aplicaba metafóricamente a las penas, habla de pensar en los esclavos y presos, los soldados por ley podían requerir de cualquier persona local para transportar algo, en cualquier caso, esta es una imagen de sujeción la cual exige algo más que conveniencia personal. En el contexto “llevar las cargas” incluye ayudar al caído a enfrentar el pecado, y la ley de Cristo es mucho más que Sus palabras, es Su ejemplo en conjunto a su doctrina y carácter el cual es impartido al creyente por Su Espíritu Santo.

Al Pablo exponer “Si alguno es sorprendido” del griego (ean kai prolëmphthëi) comunica una condición de tercera clase: “tomar de antemano, sorprender, detectar” Tales personas tomadas de antemano en una “falta” un desliz o tropezón, más bien que un pecado voluntario, es decir: “Una caída por ignorancia e incredulidad” Tal transgresión se traduce a la palabra griega “paraptoma” (paraptömati), relacionada con el verbo “pipto” (Es decir: caer, derrumbarse, dejar de ser, morir). Junto con la preposición “para”, tiene el sentido de alguien que cae delante de o junto a o al lado de. Es literalmente una caída al lado del camino. Note que el texto habla de la persona que fue sorprendida, no es un rumor, sino algo completamente comprobado. Las personas que han caído solo pueden ser renovadas por “Vosotros que sois espirituales” (hoi pneumatikoi). “Los espiritualmente conducidos, aquellos rendidos a la soberanía divina del Espíritu de Dios, y que demuestran Su fruto”. Denota: maduros espiritualmente. Una persona madura en el Espíritu será uno que ama como Cristo y restaura como El, es uno el cual está consciente de su débil humanidad y se coloca en el lugar del caído (Mt 7:12).

Por ello Pablo expresa con detalle la palabra “Restauradle” (katartizete). “Remendar redes, un viejo término que significa hacer arreos y también apto, equipado completamente para corregir una fractura de hueso roto”. Tales oficios eran considerados como “Humilde en el primer caso y Tierno [manso/con paciencia] en el segundo caso.” El imperativo restauren es traducción del verbo “katartizo” y conlleva el sentido de arreglar algo al punto de dejarlo listo para ser usado. Se usaba para una red que debe ser reparada y dejada lista para ser usada, o de una fractura de un hueso que era arreglada. Tal fractura era a causa del seguir una falsa doctrina, los caídos fueron afectados por los falsos maestros itinerantes de tales tiempos, a tal grado que causaban una desviación del verdadero camino del Señor. Aquel que vive rendido al Espíritu y hace la obra e Dios en restaurar al caído hay una recomendación clara que el apóstol expone, “Considerándote a ti mismo” (skopön seauton). “Manteniendo un ojo encima, como un corredor sobre la meta el cual solo mira en frente”. Esto se debe a nuestra débil humanidad, y el enfoque correcto de mirar la meta la cual es ser como Cristo, por ello pablo sigue en su exposición afirmando “No sea que tú también seas tentado” (më kai su peirasthëis). “Esta es una palabra de advertencia”. Aludiendo que: A Satanás le encanta acertar en un buen blanco. Y tales blancos son aquellos que tienen falta de discernimiento bíblico.

Quien está preparado para restaurar a aquel que callo en falsas doctrinas sigue el mandamiento divino “Sobrellevad los unos las cargas de los otros” (allëlön ta barë bastazete). Esto comunica: “Seguid llevando o cargando”. Es cuando la carga de uno está a punto de abrumarle [exceso de equipaje]. Entonces se debe dar ayuda para llevarla. Cristo ejemplifico lo mismo (Mt 11:28-30, Jn 8:1-11). Por ello es que se expresa la palabra “Cumplid” (anaplërösate). Es decir: “Llenar hasta arriba.” Una antigua palabra la cual alude a seguir el ejemplo, carácter y doctrina de Cristo. (Amar con Él ama, en una demostración de vida, palabra y carácter al próximo). Pablo subraya la reciprocidad que debe existir en las relaciones de los creyentes que viven su libertad en Cristo. Con el uso frecuente del pronombre recíproco traducido como “los unos… de los otros” (alelon) se alude a la idea de mutualidad, solidaridad y responsabilidad. Esta es la forma en que Pablo propone a los gálatas vivir su libertad, y cumplir así la ley de Cristo. Cf. 5:13, 15, y 26.

Observando todo en su contexto. Luego de presentar una imagen elevada de la vida cristiana, Pablo trata ahora la posibilidad muy real del pecado (1). Aunque el principio de vivir en el Espíritu no es un mero idealismo, el Apóstol sabía perfectamente que los creyentes habrán de vacilar, y quizá haya temido que los gálatas respondieran duramente a uno de ellos que no lograra cumplir las altas metas recién descriptas. Por lo tanto, señala que si ellos son espirituales (es decir, si tienen al Espíritu Santo y son guiados por él), deben responder con espíritu de mansedumbre, siempre conscientes de que cada uno de nosotros es susceptible de ser tentado.

En los vv. 2 y 3 Pablo continúa el pensamiento pero lo generaliza un tanto. Restaurar a un creyente que ha pecado es sólo un ejemplo de la obligación más amplia que tienen los creyentes de llevar los unos las cargas de los otros. Cualquiera que resista esta obligación, pensando que está por encima de esas debilidades humanas, se está engañando a sí mismo. En una notable e irónica alusión a la preocupación de los gálatas por las leyes judías, Pablo describe el acto de llevar las cargas de los demás como un cumplimiento de la ley de Cristo. Lo más posible es que esta noción deba ser relacionada con 5:14, el mandato del amor. Es claro que la maravillosa libertad por la cual Pablo ha luchado durante su ministerio, y especialmente en esta carta, no implica el abandono de las obligaciones morales.

La preocupación de Pablo porque los gálatas fueran conscientes de las cargas y debilidades de los demás, sin embargo, podría llevar a un sentimiento de superioridad y así al pecado de jactancia.

Principios de aplicación:

¿Cómo restaurar al caído?

I- Viviendo una vida rendida al gobierno divino del Espíritu Santo el cual lleva al creyente a manifestar el pleno carácter de Cristo.
  • En conformidad a Su Palabra.
  • Observando la vida y ejemplo de Cristo y Su responsabilidad hacia los demás, el cual se mantenía vigilando por los Suyos.
II- Teniendo en cuenta nuestra fragilidad y tendencia a fallar al igual que los demás.
  • Hay que mantenerse vigilante sobre uno mismo y tomar responsabilidad sobre el o los asuntos de debilidad personal, esto es sumamente importante ya que estamos en la misma posición que los otros como seres humanos.
III- Identificándose con la necesidad del caído.
  • Estableciendo parámetros bíblicos, la libertad cristiana no es ocasión de desorden, y por lo tanto hay que ayudar al caído a organizar su vida y su necesidad de restauración en su comunión con Dios y con los hermanos en la fe.
IV- Viviendo dependientemente de Dios, para así vivir humildemente ante el hombre.
  • La restauración del caído debe ser en humildad, sin altivez, ya que el altivo solo busca sobresalir en su santidad y justicia propia sobre las faltas del otro. *(Ejemplo: la mujer sorprendida en adulterio, Juan Cap. 8).
Conclusión:

Todos en la vida cometemos faltas, unas graves, otras leves pero siguen siendo faltas, ¿Cómo debemos restaurar al caído? Así como nos hubiese gustado que nos trataran a nosotros, con amor, cuidado, afecto, ternura y mucha paciencia, es ahí en conjunto a la vida rendida al Espíritu y la dependencia bíblica que se cumple la Ley de Cristo (Mateo 7:12) Amar como Él ama, cuidar como Él cuida y tratar como Él trata.



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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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