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17 ago 2015

El pecado te ha castigado, ¿Pero tú eres la víctima?

Recientemente vemos circular en internet videos y frases acerca de nuestra condición delante de Dios, que demuestran la percepción que una gran mayoría (aún en el pueblo evangélico) tiene acerca de nuestra relación con el pecado. A modo  de ejemplo, una de estas frases pronunciada por un famoso cantante evangélico Jesus Adrian Romero dice: “Dios sabe que el pecado te castigó lo suficiente, Él quiere abrazarte”(1).


Este tipo de mensajes o frases hacen ver al hombre como una víctima del pecado. Pero ¿es esto realmente así? ¿Qué nos dice la Biblia al respecto?

¿Cuál es el verdadero problema del hombre?



Cuando vamos a ver en las Escrituras, lo que ellas mismas nos dicen acerca del pecado, en verdad es escalofriante. Uno de los atributos de Dios es su Santidad (Isaías 6:1-6). Dios aborrece el pecado y al pecador (Salmos 5:5) debido a que Él es tres veces Santo y la maldad no puede estar delante de sus ojos.

El hombre es pecador. Desde la caída (Génesis 3), el pecado ha corrompido, no solamente a Adán, sino a toda la humanidad (Génesis 6:5). Esta corrupción es total, todo nuestro ser ha sido afectado: nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestra mente y nuestras emociones. El hombre en su estado natural no busca otra cosa más que pecar (Tito 3:3-7) ¡Esto es realmente escalofriante! Saber que como pecadores rendiremos cuentas a un Dios Santo no es para nada alentador. El pecado es nuestro supremo problema.


Asumiendo la responsabilidad

Ante tal situación podemos objetar que el pecado es algo externo a nosotros. Una idea que se ha arraigado, es que Satanás es quien nos hace pecar y eso nos libera de nuestra culpa. Jesús nos dice totalmente lo contrario en Mateo 15:18-19“Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. Nuestro problema no es externo, sino interno. El profeta Jeremías también enseña lo mismo enJeremías 17:9“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”. El pecado, al ser un problema interno, nos hace totalmente responsables.
Por el claro mensaje de las Escrituras concluimos que el hombre no es una víctima, sino culpable.

¿Y cómo salimos de esta?

El pecado nos ha inhabilitado para buscar el bien (Romanos 3:10-18)  y por ende de buscar al supremo bien, el Señor Jesucristo. ¿Como podemos tener una buena noticia si primero no tenemos una mala? Nuestra culpabilidad e inhabilidad son una clara mala noticia. Pero esto no es todo, otro de los atributos de nuestro Dios es que Él es Justo. Su justicia debe ser satisfecha. Los pecadores culpables y responsables deben ser condenados y castigados. El Santo Juez del universo ha dispuesto que así sea. Cada pecador debería tener parte en el lago de fuego eternamente (Apocalipsis 20:15Lucas 12:52 Pedro 2:9)


Realmente esto es más escalofriante que cualquier otra cosa. El solo hecho de pensarlo hace rechinar nuestros dientes. Pero he aquí la buena noticia, el Señor Jesucristo fue enviado por el Padre para cargar los pecados de los creyentes y recibir la ira de Dios en nuestro lugar. Jesús vivió una vida perfecta sin pecado (Hebreos 4:15) y en la cruz pagó el precio que debíamos pagar nosotros. El Señor Jesucristo recibió los tormentos del infierno en la cruz, la ira de Dios fue sobre Él y Cristo abrió la puerta para que todo aquél que se arrepienta de sus pecados y crea en su sacrificio, pueda ser justificado (declarado justo) delante del Padre. En la cruz, la justicia de Dios fue satisfecha, el pecado de los creyentes fue imputado a Cristo y su justicia fue imputada a los creyentes por pura gracia. ¡Que gloriosa transacción! ¡Gloria a nuestro Señor por eso!
La obra está hecha. Ahora el Señor llama a todos los hombres a que se arrepientan y crean el evangelio (Hechos 17:30Marcos 1:15). Por medio de esta predicación el Espíritu Santo transforma los corazones incrédulos en corazones creyentes. Transforma el corazón de piedra en un corazón de carne y atrae al pecador (Ezequiel 36:26Juan 6:44) para que proceda a tener fe en Jesucristo.

Enfrentando la verdad con gracia

No somos víctimas, sino culpables. Dios no quiere abrazarnos en nuestro pecado, Él nos manda a que nos arrepintamos y pongamos nuestra fe en Cristo para el perdón de nuestros pecados. La frase estaría mejor expresada si dijera: “Si te arrepientes y Crees en Cristo, Dios te abrazará”, éste es el evangelio.

Toda frase, canción o mensaje que presente al hombre como una víctima, niega el mensaje del Evangelio y hace vana la cruz de Cristo.


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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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