"¿Por qué los mormones se refieren a sí mismos como Los santos de los últimos días?"
Principalmente por los esfuerzos de José Smith y Oliver Cowdery, se formó una organización y fue nombrada La iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días. El nombre fue dicho de haber venido por revelación de Jesucristo. Era para indicar tres certezas específicas: 1. Jesucristo ordenó la iglesia; 2. El ministerio de la iglesia fue específica para los últimos días del mundo; y 3. La iglesia consistiría solamente de los verdaderos santos reconocidos por Jesucristo. Tal nombre habría sonado muy atractivo en un tiempo de doctrina muy fluctuante. La iglesia mormona planteó que era suya la tarea de establecer el reino de Dios y de instituir las prácticas de la religión cristiana como Dios señalaba. Estas cosas juntas fueron llamadas comúnmente "la restauración del evangelio" y formaban parte del movimiento de restauración en los principios del siglo XIX.
Según la Biblia, es Dios quien establecerá su reino (Isaías 9:7). Los santos no son llamados a hacer esto para él. También, si uno considera los últimos días como el final de la edad de la tierra, o incluyendo todos los días que siguen el ministerio completado de Jesucristo, no hay sosten bíblico para un evangelio roto en necesidad de restauración. Jesucristo declaró el reconocimiento de Simón Pedro de él como "el Cristo, el Hijo del Dios viviente" para ser la roca sobre la que él edificaría su iglesia, contra la cual "las puertas del Hades no prevalecerán..." (Mateo 16:16, 18). Dios también declara que, aunque algunos se han desviado de la verdad, "el fundamento de Dios está firme" (2ª Timoteo 2:18-19). Estos versículos indican la naturaleza duradera de la iglesia dentro del contexto del evangelio. De hecho, en los últimos tiempos, abundará la apostasía (Mateo 24:11), pero el evangelio permanecerá intacto, con aquellos que perseveran (Mateo 24:13-14).
El verdadero trabajo de los santos de hoy es continuar a declarar la verdad del evangelio eterno (Juan 3:16; Marcos 16:15). Pablo dijo, "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús." (2ª Timoteo 1:13).
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