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13 ene 2015

¿Es el libro de Enoc Escritura inspirada sólo por el hecho de que Judas lo menciona?

¿Es el libro de Enoc Escritura inspirada sólo por el hecho de que Judas lo menciona? 

“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,” - Jud 14 (RVR). 

Existe mucho debate en cuanto a si Judas realmente citó el libro apócrifo de Enoc o algo más. Dejando este debate a un lado, si es una cita del libro de Enoc, esto no afecta para nada la doctrina de la inspiración ni tampoco significa que la Iglesia primitiva quitó este libro debido a sus inconsistencias internas. 

Primero que todo, la Iglesia Cristiana nunca consideró el libro de Enoc como Escritura inspirada. Existió discusión acerca de su canonicidad, pero la Iglesia Cristiana no lo incluyó en la Biblia. Segundo, Judas sólo citó algo que era verdadero dentro de este libro pero no significa que el mismo fuera inspirado. De hecho, Pablo citó a Epiménides en Tito 1:2 pero esto, no significa que los escritos de Epiménides fueran inspirados.
Judas el cual hace mencion de Enoc en su escrito, fue uno de los libros que tuvo dificultades para entrar en el canon del NT. Una razón de peso residía en que citaba dos libros que no eran considerados por los judíos como divinamente inspirados: “La asunción de Moisés” y “1 Enoc”. Sin embargo, el hecho de que Judas haya hecho referencia a dichos libros no necesariamente quiere decir que los concibiera como inspirados. Parece haberlos utilizado, en cambio, como ilustraciones de lo que estaba exponiendo.  Ahora bien, en los dos casos a los que se ha hecho mención, se trata de libros a los que los estudiosos protestantes han denominado “libros pseudoepigráficos”. 

Son llamadas así aquellas obras que tienen un falso (pseudos) epígrafe (término que significa literalmente “escrito sobre” y que se emplea para hablar de las inscripciones o de los títulos). O sea que su autoría es atribuida a personajes famosos, como es el caso de “1 Enoc”, o giran en torno a supuestos hechos vinculados con héroes de la fe, como es el caso de “La asunción de Moisés”.  Lo que los protestantes denominan “pseudoepigráfico”, los católicos lo llaman “apócrifo”. Esto se debe a que se refieren a los “apócrifos” protestantes como “deuterocanónicos”. La diferencia es importante. Mientras “apócrifos” significa “ocultos”, lo que tiene connotación axiológicamente negativa, “deuterocanónicos” significa “del segundo canon”. 

Esto estaría implícito en la aceptación dentro de la traducción al griego del Antiguo Testamento de libros, o agregados a libros, rechazados por no inspirados entre los judíos. Los siete libros completos son: Judit, Tobías, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 y 2 Macabeos. Los cinco añadidos a libros son: la Epístola de Jeremías (parte de Baruc); suplementos al libro de Ester, y tres adiciones al libro de Daniel: “El canto de los tres santos jóvenes”, “La historia de Susana” y “Bel y el Dragón”. Por lo general, las ediciones bíblicas protestantes no incluyen los deuterocanónicos por considerar que, aunque con valor histórico, no son inspirados. 

¿Qué son los libros perdidos de la Biblia? 

No hay “libros perdidos” de la Biblia o libros que fueron quitados de la Biblia. Hay muchas leyendas y rumores sobre libros “perdidos,” pero ninguna de estas historias es verdadera. Cada libro que Dios designó e inspiró para estar en la Biblia, está en la Biblia. Hay literalmente cientos de libros religiosos que fueron escritos en el mismo período de tiempo que los libros de la Biblia. Algunos de estos libros contienen relatos verdaderos sobre cosas que realmente ocurrieron (1 Macabeos por ejemplo). Algunos de ellos contienen buena enseñanza espiritual (La Sabiduría de Salomón por ejemplo). Sin embargo, estos libros no fueron inspirados por Dios. Si leemos cualquiera de estos libros, la Apócrifa es un ejemplo, debemos tratarlos como libros históricos falibles, no como la inspirada e inerrante Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17).
El evangelio de Tomás, por ejemplo, fue una falsificación escrita en el siglo III o IV d.C. que afirmaba haber sido escrita por el apóstol Tomás. No fue escrito por Tomás. Los padres de la iglesia primitiva rechazaron casi universalmente el evangelio de Tomás como herético. Contiene muchas cosas falsas y heréticas que supuestamente Jesús dijo e hizo. Nada de este escrito (o al menos muy poco de él) es verdad. La epístola de Bernabé no fue escrita por el Bernabé bíblico, sino por un impostor. Lo mismo puede decirse del evangelio de Felipe, el Apocalipsis de Pedro, el libro de Enoc, etc. Hay un solo Dios. 

La Biblia tiene un Creador. Hay un solo libro. Contiene un plan de gracia, descrito desde su inicio, a través de su ejecución, y hasta su consumación. Desde la predestinación hasta la glorificación, la Biblia es la historia de Dios redimiendo a su pueblo elegido para alabanza de Su gloria. Así como los propósitos y el plan de Dios se despliegan en la Escritura, los temas recurrentes constantemente enfatizados son: el carácter de Dios, el juicio por el pecado y la desobediencia, la bendición por la fe y la obediencia, el Señor Salvador y el sacrificio por el pecado, y la gloria y el reino venidero.
Es la intención de Dios que conozcamos y entendamos estos cinco temas, porque nuestras vidas y destino eterno dependen de ellos. Es por lo tanto impensable que Dios hubiera permitido que algo de esta vital información “se perdiera” de alguna manera. No, la Biblia está completa y tan es así, que nosotros que la leemos y entendemos, también podemos ser “perfeccionados, y preparados para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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