Argumentos a favor de la existencia de Dios - Apostasía al día

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4 sept 2015

Argumentos a favor de la existencia de Dios

¿Dios existe?

C.S. Lewis escribió que Dios no es el tipo de cosa sobre la cual uno puede estar moderadamente interesado. Si Dios no existe, entonces no hay ninguna razón para que nos interese. Sin embargo, si Dios existe, no hay cosa más interesante. No sólo eso, sino que, la preocupación máxima de nuestra propia existencia sería cómo relacionarnos correctamente con este Ser sobre el cual depende todo aspecto de ella.

¿Por qué es importante que exista Dios?

Los filósofos ateos Jean-Paul Sartre y Albert Camus – quienes han pensado muy seriamente sobre este problema – admiten que la existencia de Dios hace una diferencia enorme en la vida de los seres humanos.

1. Si Dios no existe, la vida – al fin y al cabo – es sin sentido.

Si tu vida está condenada a terminar en muerte, entonces no importa cómo vives tu vida. Al final, no hace alguna diferencia si existes o no. Claro, tu vida pueda tener algún significado relativo – como haber influído en otros o hecho algo que cambió la historia. Sin embargo, la humanidad está condenada a perecer en la muerte calurosa del universo – todo cambio e influencia que hayas provocado será para nada. En última instancia, tu vida es inconsecuente.

Por lo tanto, todas las contribuciones para avanzar el conocimiento humano, las investigaciones de los doctores para aliviar el dolor y el sufrimiento, los esfuerzos de los diplomáticos para traer paz al mundo, los sacrificios de gente buena alrededor de mundo para mejorarlo – terminan en nada. Si el ateísmo es verdad, nuestras vidas son sin sentido.

2. Si Dios no existe, entonces tenemos que vivir sin esperanza.

Si Dios no existe, en última instancia, no hay esperanza para la liberación de las deficiencias de nuestra existencia finita. Por ejemplo, no hay esperanza de liberación del mal. Aunque muchos preguntan por qué Dios pudo crear un mundo con tanto mal, es evidente que la mayor parte del sufrimiento en el mundo se debe a que el hombre trata a sus conciudadanos inhumanamente. El horror de dos Guerras Mundiales en el último siglo ha destruído el optimismo ingenuo del progreso humano. Si Dios no existe, estamos encerrados sin esperanza en un mundo lleno de sufrimiento gratuito e irredimible. No hay esperanza de liberación del mal.

No hay esperanza de eliminar enfermedades, la muerte, ni prevenir la vejez. Interesante, ¿no? A menos que nos murámos jóvenes, la realidad es que seremos hombres y mujeres en nuestra vejez, peleando una batalla inútil en contra de ella, luchando contra el avance inevitable del deterioro, la enfermedad y hasta demencia. Finalemente, morirás. No hay nada después de la tumba. Si somos intelectualmente honestos, podemos ver que el ateísmo es una filosofía que no tiene esperanza. Nuestra existencia termina con la muerte, haciendo la vida inconsecuente.

3. Si no hay Dios, no podemos conocerlo a Él – ni Su amor – de forma personal.

No hay tragedia más grande que el ser humano rechaze el estatus más alto que pueda tener: amigo de un Ser infinito y que te ama; que quiere relacionarse contigo. Por supuesto, si Dios existe, no sólo haría una impresionante diferencia para la humanidad, sino que sería algo que cambia la vida personal de cada cual. En su libro “The Real Face of Atheism,” Ravi Zacharias menciona un aspecto importantísimo en el cual conocer a Dios de forma personal hace una diferencia:


“Nada – absolutamente nada – tiene un impacto más directo en las decisiones morales hechas por cada individuo o los propósitos perseguidos por la sociedad que la creencia o la incredulidad en Dios.”
Cuando no conocemos a Dios de una forma personal, nuestra identidad dependerá de cosas y opiniones efímeras que, en última instancia dejarán de ser en algún momento. Como dijo A.W. Tozer:
“El hecho de Dios es necesario para el hecho del hombre. Si sacamos a Dios con nuestros pensamientos, el hombre no tiene base para existir.”

Claro, nada de esto prueba que Dios existe.

Lo que intento es demostrar que hace una diferencia importante si Dios existe o no. Por lo tanto, aún si las evidencias a favor y en contra de la existencia de Dios son equivalentes, lo racional es creer en Él. En otras palabras, es irracional – cuando la evidencia es equivalente – preferir la muerte, inutilidad, y la desesperación por encima del gozo, sentido y esperanza.

Estoy seguro de que la evidencia no es absolutamente equivalente. Hay buenas razones para creer en Dios.

¿Dios existe? Como viajeros en esta vida, nuestra meta es buscarle el sentido a las cosas – intentar de entender cómo es el mundo. La hipótesis de que Dios existe le da sentido a una amplia gama de hechos de nuestra experiencia.


[A continuación se resumirán algunos argumentos a favor de la existencia de Dios. Para leer una versión extendida de cada argumento, puede seguir el enlace correspondiente.]

#1: Dios hace sentido del origen del universo (Argumento Cosmológico)

¿Te has preguntado de dónde salió el universo? ¿Por qué todo existe en vez de que exista nada? Por lo general, se argumenta de que el universo es eterno. Pero esto no es una postura razonable.

¿Por qué no es razonable? Pensemos un momento.

Si el universo nunca tuvo un principio, eso significa que la cantidad de eventos pasados en la historia del universo es infinita. Sin embargo, los matemáticos reconocen que la existencia de cosas infinitas reales lleva a contradicciones. Por ejemplo, ¿cuánto es infinito menos infinito? Matemáticamente, hay contestaciones contradictorias. Esto nos enseña que el infinito es una idea en nuestra mente y no algo que existe en la realidad. David Hilbert comenta:
“El infinito no puede ser encontrado en ninguna parte de la realidad. Ni existe en la naturaleza ni provee una base legítima para el pensamiento racional. El único rol que le toca a lo infinito es el de una idea.” (Philosophy of Mathematics, pág. 139,141)
Lo que esto implica es que, como los eventos del pasado no son sólo ideas, entonces la cantidad de eventos pasados debe ser finita. Por lo tanto, si la serie de eventos es finita, sólo puede retroceder hasta cierto punto. El universo tuvo que comenzar en algún momento.

Esta conclusión ha sido confirmada por impresionantes descubrimientos en astronomía y astrofísica. En uno de los desarollos más importantes de la ciencia moderna, ahora tenemos muy buena evidencia de que el universo no es infinito hacia el pasado, sino que tuvo un principio hace casi 14 billones de años atrás en un evento cataclísmico conocido como el “Big Bang.” Lo que hace que el “Big Bang” sea tan importante es que representa el origen del universo desde, literalmente, nada. Toda la materia y energía – hasta el espacio físico y el tiempo mismo – llegaron a la existencia desde el “Big Bang.”

Claro, hay varias teorías alternas que han sido creadas para evitar este principio absoluto. Sin embargo, ninguna de estas teorías se ha establecido como más verosímil que la teoría del “Big Bang.” De hecho, en el 2003, Arvind Borde, Alan Guth y Alexander Vilenkin efectivamente probaron que cualquier universo que esté en estado de expansión cósmica no puede ser infinito hacia el pasado, sino que tiene un principio absoluto. Viledkin lo pone de la siguiente manera:
“Se ha dicho que el argumento es lo que convence al hombre razonable y la prueba es lo que convence hasta el hombre irrazonable. Con las pruebas ya en su lugar, cosmólogos ya no pueden esconderse detrás de la posibilidad de un universo infinito. No hay escapatoria – tienen que enfrentarse al problema de un principio cósmico.”
Este “problema” es resumido por Anthony Kenny de la universidad de Oxford:
“Un defensor del ‘Big Bang,’ por lo menos si es ateo, tiene que creer que el universo salió de la nada y por nada.”
De seguro, esto no tiene sentido alguno. De nada, sale nada – así que, ¿por qué hay algo, en vez de nada? ¿De dónde salió? Tuvo que haber una causa que trajo el universo a la existencia.

Resumimos el argumento Cosmológico así:


Premisa #1: Todo aquello que comienza a existir requiere una causa.
Premisa #2: El universo comenzó a existir.
Conclusión: El universo requiere una causa.



Dada la veracidad de las dos premisas, necesariamente llegamos a la conclusión.

La propia naturaleza del caso, esta causa que creó el universo tiene que ser un Ser no-causado, incambiante, eterno e inmaterial. Tiene que ser no-causado porque, como vimos, no puede haber una regresión infinita de causas. Tiene que ser eterno y, por consiguiente, incambiante – por lo menos sin el universo – porque creó el Tiempo. Como también creó el espacio, debe trascender el espació también, haciéndolo inmaterial.

Además, diría yo, debe ser personal. ¿De qué otra manera podría una causa eterna dar lugar a un efecto temporal como el universo? Si la causa fuese sólo un conjunto de condiciones necesarias y suficientes que operan mecánicamente, entonces la causa nunca pudiese existir sin el efecto. Por ejemplo, el agua se congela a 0ºC (32ºF). Si la temperatura hubiese sido de 0ºC desde la eternidad pasada, entonces cualquier agua disponible sería congelada por la eternidad. Sería imposible que el agua comenzare a congelarse hace un tiempo finito atrás. Por lo cual, si la causa es permanentemente presente, el effecto lo sería también. La única forma de que la causa sea eterna y que su efecto sea temporal es que la causa sea un agente personal que libremente decidió crear un efecto en el tiempo sin condiciones previamente determinadas. Por ejemplo, un hombre sentado desde la eternidad puede decidir pararse. Por lo tanto, somos llevados a, no sólo una causa trascendental del Universo, sino a su Creador personal.

¡Que impresionante que la teoría del “Big Bang” confirma lo que los teístas Cristianos han creído: que, en el principio, Dios creó el universo!

Ahora bien, ¿qué hace más sentido? ¿Qué las afirmaciones del Cristianismo son certeras o que el universo apareció en la existencia, aleatoriamente, sin causa y de nada?

#2: Dios hace sentido de la perfección y el orden del universo para apoyar vida inteligente (Argumento Teleológico)

A través de los últimos 40 años, científicos han descubierto que la existencia de la vida inteligente depende de un balance de condiciones iniciales dados por el “big Bang.” Este balance es delicado y complejo. Se creía que la vida inteligente hubiese surgido sin importar las condiciones del universo, pero se ha descubiero que nuestra existencia se balancea en un filo de espada. La existencia de la vida inteligente depende de una conspiración de condiciones iniciales que tuvieron que ser precisadas a un grado que es, literalmente, incalculable.

Esta precisión es de dos tipos. Primero, cuando las leyes de la naturaleza son expresadas en ecuaciones matemáticas, hay ciertas constantes que aparecen en ellas (como la constante de la gravedad). Estas constantes NO son determinadas por las leyes de la naturaleza. Las leyes naturales son consistentes con una amplia gama de valores para estas constantes.

Segundo, adicional a estas constantes, hay cierta cantidades arbitrarias que son puestas como condiciones iniciales sobre las cuales las leyes de la naturaleza operan. Por ejemplo, la cantidad de entropía o el balance entre materia y anti-materia en el universo. Todas estas constantes y cantidades caen un margen extraordinariamente pequeño para poder hacer que la vida sea posible. Si estas constantes fuesen alteradas en lo mínimo, el balance que permite la vida sería destruído y la vida no pudiese existir.

El físico P.C.W. Davies calculó que un cambio en la fuerza gravitacional atómica débil por sólo una parte en 10100 hubiese prevenido un universo que permitiera la vida. La constante cosmológica que dirige la infación del universo y es responsable por el reciente descubrimiento de la aceleración de la expansión del mismo está inexplicablemente precisada a una parte en 10^120. Roger Penrose de la universidad de Oxford calculó que la probabilidad de que las condiciones de baja entropía del “Big Bang” fuesen por “suerte” son 1 x 10^10(123). Esto es un número con más de 1,200 ceros. Ni siquiera tiene nombre.

Interesantemente, a parte de que cada constante esté precisada, para poder tener un universo que permita la existencia de la vida, la razón entre ellos tiene que ser precisada también. Por lo cual, tenemos que  multiplicar improbabilidades por más improbabilidades hasta que nuestros cerebros sean inundados con números incomprensibles.

Entonces, ¿qué alternativas tenemos para explicar este fenómeno matemático de improbabilidades extremas?

Algunos piensan que fue puro accidente. Un evento aleatorio del cual nosotros somos los beneficiados. Pero, como vimos, las probabilidades de que el universo sea uno que permita la vida son tan gigantescamente incomprensibles que uno no se puede enfrentar a esta alternativa razonablemente. Aunque pueden haber una gran cantidad de mundos en los cuales pueda existir vida dentro del marco cósmico, la cantidad de universos que permiten vida es impresionantemente más pequeña, por lo cual la existencia de un universo que permita la vida es fantásticamente improbable. Las personas que ignorantemente declaran “¡Todo surgió por accidente!” simplemente no tienen un concepto de la increíble precisión necesaria como requisito para que el universo contenga vida. Estas personas NUNCA usarían este tipo de hipótesis para explicar otras cosas como, por ejemplo, el cómo llegó un auto a su casa de la noche a la mañana.

Nuevamente, la cosmovisión que el Cristianismo siempre ha tenido se mantiene: que hay un Diseñador inteligente del universo. Esto hace mucho más sentido que la visión atea de que el universo casualmente y por accidente resultó ser precisado a unos niveles incomprensibles para sustentar la existencia de la vida inteligente.

Se puede resumir el argumento así:

1. La precisión del universo es a causa de un accidente o por diseño.
2. Esta precisión no fue a causa de un accidente.
3. Por lo tanto, la precisión es producto de un diseño.

#3: Dios le da sentido al los valores morales objetivos (Argumento de la Moralidad)

Si Dios no existe, no existen valores morales objetivos. Decir que hay valores morales objetivos es decir que que algo es correcto o incorrecto independientemente de la cantidad de personas que lo crean como tal. Por ejemplo, podemos decir que el antisemitismo Nazi estuvo moralmente mal, aunque los Nazis que llevaron a cabo el Holocausto pensaban que era el bien. Seguiría siendo malo aunque los Nazis hubiesen ganado la Segunda Guerra Mundial y lograsen eliminar a todos los que se oponían. Lo que reclamo es que, en la ausencia de Dios, no hay fundamento para poder decir que algo está mal o está bien.

Friedrich Nietzsche, el gran ateo que afirmó que “Dios ha muerto,” entendió que la muerte de Dios significa la  destrucción de todo sentido y valor de la vida. La muerte de Dios conducirá, dice Nietzsche, no sólo al rechazo de la creencia en un orden cósmico o físico, sino también al rechazo de los valores absolutos — al rechazo de la creencia en una objetividad y una ley moral universal, que se ejerce sobre todos los individuos. (La Gaya Ciencia, sección 125)

Pienso que Friedrich Nietzsche tenía razón.

Nota que no digo que es necesario creer en Dios para poder vivir vidas moral mente buenas y tampoco digo que no se pueden reconocer estos valores morales objetivos fuera de Dios. Yo creo que se puede. Lo que estoy diciendo es que si Dios no existe, entonces estos valores morales objetivos no existen tampoco. En la ausencia de Dios, no hay por qué pensar que la moralidad es objetiva. Si Dios no existe, ¿qué tienen de especial los seres humanos? Seríamos productos accidentales de la naturaleza que han evolucionado recientemente en una partículo diminuta en algún rincón de un universo hostil y sin sentido – dentro del cual estamos condenados a perecer individual y colectivamente en poco tiempo.

En la visión atea, algunas conductas – como violar sexualmente a otro – no son socialmente ventajosos, por lo cual en el transcurso de la evolución ha sido tabú; sin embargo esto no prueba que violar sexualmente a otra persona es verdaderamente mal. En esta visión atea – aparte de las consecuencias sociales, no hay nada verdaderamente malo con violar a otra persona. Por lo tanto, sin Dios, no hay un bien o mal absoluto que se impone en nuestras conciencias.

El probema es que, en lo profundo de nuestro ser, lo sabemos. Sabemos cuando algo es malo – que los valores morales objetivos existen. No hay más necesidad de negar la realidad de la objetividad de los valores morales en la realidad objetiva del mundo físico.

Acciones como la violación sexual, la torture y el abuso infantil no son sólo conductas inaceptables a la sociedad – son abominaciones morales. Hay cosas que son verdaderamente malas. De igual forma, el amor, la igualdad y el auto-sacrificio son cosas verdaderamente buenas. Si los valores morales objetivos no puede existir sin Dios, pero existen los valores morales objetivos, entonces es lógico pensar que Dios existe, sin llegar a otra conclusión.

Este argumento se resume así:


Premisa #1: Si Dios no existe, no existen deberes morales ni valores morales objetivos.
Premisa #2: Existen deberes morales y valores morales objetivos.
Conclusión: Por lo tanto, Dios existe.

#4: La Existencia de Dios le da sentido respecto a los hechos alrededor de la vida, enseñanzas, muerte y resurrección de Jesús. (Argumento Histórico)

La persona histórica de Jesús de Nazaret es, sencillamente, espectacular. Los críticos del Nuevo Testamento han llegado a un consenso que el Jesús histórico llegó al mundo con una inigualable autoridad espiritual – la autoridad de hablar y tomar el lugar de Dios. Por esta razón, los líderes judíos lo crucificaron con el cargo de blasfemia. Declaró que el Reino de los Cielos había llegado en Él y, através de los hechos milagrosos y exorcismos, lo demostró a lo largo de su ministerio. Sin embargo, la confirmación más importante de este hecho fue su resurección de los muertos. Si Jesus resucitó, entonces tendríamos un milagro en nuestras manos y excelente evidencia de la existencia de Dios.

Muchas personas piensan que el asunto de la resurección de Jesús es algo que se acepta por fe, pero hay varios hechos establecidos que son aceptados hasta por los críticos más severos del Cristianismo. Los tres principales (hay 12) son: La tumba está vacía, hay personas que vieron a Jesús después de Su muerte y el origen de la creencia de los discípulos en la resurección. Vamos a ver estos tres brevemente.

#1: La tumba está vacía.

La tumba de Jesús fue encontrada vacía por un grupo de seguidoras de Jesús un domingo en la mañana. Según Jacob Kremer, un erudito especializado en los estudios de la resurección, dice que “el recuento bíblico sobre la tumba vacía es considerado como uno de los más confiables por la gran mayoría de los expertos.” (de su libro Die Osterevangelien–Geschichten um Geschichte, pp. 49-50). Según D.H. Van Daalen, es sumamente difícil oponerse a la tumba vacía por medios históricos – los que niegan esta realidad lo hacen a base de supuestos filosóficos o teológicos.



#2: Hubo personas y grupos de personas que testifican de que vieron a Jesus vivo después de Su muerte.

Según el Crítico Neotestamentario Alemán Gerd L¸demann, “Se puede considerar como un hecho histórico que Pedro y los discípulos tuvieron experiencias después de la muerte de Jesús, en las cuales Jesús se les apareció como el Cristo resucitado. Estas apariciones no sólo fueron experimentadas por Sus seguidores, sino por escépticos y enemigos de Jesús.

#3: Los discípulos de pronto creyeron en la resurección a pesar de tener toda la predispocisión de lo contrario.

Pensemos en la situación que los discipulos se enfrentaron luego de la crucifixión de Jesús: Su líder estaba muerto y las expectativas del Mesías de los Judíos era que éste triunfaría sobre los enemigos de Israel, no que iba a ser condenado y vergonzosamente ejecutado como un criminal. Además, lo que los judíos entendían sobre la vida eterna era que habría una resurección general al final del mundo, no que alguien pasase de muerte a gloria e inmortalidad antes de ese hecho. Sin embargo, los discípulos creyeron en que Dios resucitó a Jesús con tanta vehemencia, que ellos mismos estaban dispuestos a morir por la verdad de esa creencia. El erudito Neotestamentario de la Universidad Emory dice: “Algún tipo de experiencia súbita y poderosa es requerida para generar el tipo de movimiento que fue el Cristianismo temprano. (de su libro The Real Jesus, p. 136). N.T. Wright, un historiador británico, concluye: “Es por esta razón que yo, como historiador, no puedo explicar cómo se levantó el Cristianismo en sus principios a menos que Jesús haya resucitado, dejando atrás una tumba vacía.” (de su artículo titulado “The New Unimproved Jesus” en la revista Christianity Today, p. 26).

Los intentos tratando de explicar estos hechos (como, por ejemplo, que los discípulos se robaron el cuerpo o que Jesús no estaba muerto, sino que había desmayado) han sido universalmente rechazado por la erudición contemporánea. El simple hecho es que no hay ninguna explicación naturalista de estos eventos. Por lo cual el Cristiano está ampliamente justificado en creer que Jesús resucitó de los muertos y era quién decía que era. Y eso implica que Dios existe, porque Jesús existió.

Resumimos el argumento así:


Premisa #1: Hay unos “hechos mínimos” relacionados a la vida, muerte y resurección de Jesús de Nazaret (distutimos tres).
Premisa #2: La hipótesis de que “Dios levantó a Jesús de los muertos” es la mejor explicación de todos los hechos
Premisa #3: La hipótesis de que “Dios levantó a Jesús de los muertos” implica que el Dios revelado por Jesús de Nazaret existe.
Conclusión: El Dios revelado por Jesús de Nazaret existe.

¿Sabes qué es lo mejor de Dios? Que puedes saber que Dios existe aparte de cualquier argumento presentado. ¿Cómo? Sencillamente experimentándolo inmediatamente. Así es cómo las personas de la Biblia conocían a Dios. El profesor John Hick explica:
“Dios era conocido a ellos como una voluntad dinámica que interactuaba con sus propias voluntades – una realidad dada y absoluta, tan inescapable como una tormenta violenta o el sol que ilumina. No pensaban de Dios como una entidad inferida, sino como una realidad experimentada. Para ellos, Dios no era una idea adoptada por la mente, sino una realidad experimental que le daba significado a sus vidas.” (de la introducción escrita para el libro “Existence of God”).
Los filósofos conocen creencias así como “creencias propiamente básicas.” No son creencias a base de otras creencias, sino que son una parte fundamental del sistema de creencias de un individuo. Otras creencias propiamente básicas serían cosas como: creencia en la existencia del pasado, creencia en la existencia de un mundo exterior y creencia en la existencia de otras mentes a parte de la tuya. Si le damos un poco de pensamiento, ninguna de estas creencias pueden ser probadas. ¿Cómo se prueba que el universo no fue creado hace 5 minutos atrás, incluyendo apariencias como comida en nuestros estómagos que, en realidad, no comimos o memorias que, en realidad, nunca experimentamos? ¿Cómo tu pruebas que tú no eres un cerebro sumergido en químicos que lo estimulan a creer que estás ahí sentado leyendo esto (estilo “Matrix”)? ¿Cómo tú puedes probar que otras personas no son robots que tienen todas las propiedades externas de personas con mentes, siendo, en realidad, entidades sin alma ni voluntad?
Son creencias básicas, pero no significa que son arbitrarias. La realidad es que tienen fundamento en el sentido que son creencias formadas en el contexto de ciertas experiencias. Por ejemplo, a través del contexto de las experiencias de mis sentido y mis emociones, yo creo la creencia de que hay ciertos objetos físicos que yo detecto. Por lo tanto, mis creencias básicas no son arbitrarias, sino a base de experiencias. Puede que no hay forma de probar estas creencias, pero es perfectamente racional el que yo las tenga. La persona que piensa que el mundo fue creado hace cinco minutos o que es un cerebro en una piscina de químicos y todo es un sueño sencillamente no es una persona racional. Creencias como estas no son sólo básicas, sino propiamente básicas.

De la misma forma, la creencia en Dios, para aquellos que lo buscan, es propiamente básica, fundamentada en nuestra experiencia de Dios.

Ahora bien, si esto es cierto, hay cierto peligro de que los argumentos a favor de la existencia de Dios puedan distraer de Dios mismo. Si sinceramente buscamos a Dios, Él hará Su existencia evidente. La Biblia nos dice que nos acerquemos a Dios y Él se acercará a nosotros (Santiago 4:6). Por lo tanto, no nos debemos concentrar tanto en las evidencias que perdamos la capacidad de escuchar la voz de Dios hablando a nuestros corazones.

Para aquellos que escuchan, Dios se vuelve una realidad inmediata en sus vidas.

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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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