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19 oct 2015

¿Puede un creyente genuino ser poseído por un demonio?

Es importante aclarar a qué nos referimos con una posesión demoníaca. Estar poseído no es lo mismo que ser tentado. Es evidente en la Escritura que Satanás y los demonios tientan a los creyentes, e incluso pueden poner pensamientos pecaminosos en ellos, tal como sucedió en el caso de David con el censo (1 Cr. 21:1), y Pedro, cuando le insistió a Cristo que no fuera a Jerusalén (Mt. 16:23).

Sabemos que los demonios pueden producir enfermedades y desgracias, siempre bajo el permiso divino. Tal fue el caso de Job, y también ocurrió con Pablo con el aguijón en su carne, a quien identificó como “un mensajero de Satanás” (2 Co. 12:7b). En Lucas 13:11 se nos habla de una mujer que: durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Y el mismo Cristo dice en Lucas 13:16 que esta mujer era una: “hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años”.
Podemos concluir, entonces que los demonios pueden afectar a los cristianos, ya sea produciendo enfermedades o desgracias, o produciendo tentaciones y pensamientos pecaminosos. Ahora bien, esto es diferente a una posesión demoníaca. Como bien señala el teólogo Wayne Grudem: “Si con poseído por un demonio se quiere decir que la voluntad de la persona está completamente dominada por un demonio, al punto que la persona no tiene poder para escoger el bien y obedecer a Dios, la respuesta… sería con certeza que no, porque la Biblia garantiza que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros puesto que hemos sido resucitados con Cristo” [1] (Ver Ro. 6:4-11141822).
De igual manera responde Frederick Leahy: “Las doctrinas bíblicas de la regeneración y de la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida del creyente imposibilitan por completo la posesión demoníaca de un creyente” [2] (Ver 1 P. 1:221 Co. 3:16).
Por eso es que este ultimo autor hace dos preguntas cuando le mencionan supuestos casos de creyentes que se dicen están poseídos: “¿Estaban regeneradas las victimas?” y “¿Estaban realmente poseídas?”[3].Puede ser que se trate de personas que realmente no han sido regeneradas, aunque tal vez hayan asistido a la iglesia por años; o de cristianos verdaderos que estén sufriendo algún tipo de dolencia que le llevara a algún comportamiento extraño.
En conclusión, aunque la Escritura no responde esta pregunta explícitamente, podemos asegurar, por la evidencia revelada, que un verdadero cristiano no puede ser poseído por los demonios, aunque sí puede ser tentado y atacado por los mismos, siempre bajo el permiso de Dios. Es incompatible que un cristiano esté habitado por el Espíritu Santo y a la vez esté habitado por Satanás. Ahora bien, debido a que sí seremos atacados, la Escritura claramente revela la forma de lidar con con dichos ataques: resistir con firmeza (Ef. 6:10-18).
Hay verdades bíblicas relacionadas al tema que dejan abundantemente claro que los cristianos no pueden ser poseídos por demonios. Hay una clara diferencia entre ser poseído por un demonio y ser oprimido o influenciado por un demonio. La posesión demoníaca involucra un demonio que tiene el control directo y completo sobre los pensamientos y / o acciones de una persona (Mateo 17:14-18Lucas 4:33-358:27-33). La opresión (o influencia) demoníaca implica un demonio o demonios atacando espiritualmente a una persona y / o incentivándole a él / ella hacia un comportamiento pecaminoso. Tenga en cuenta que en todos los pasajes del Nuevo Testamento que tratan la guerra espiritual, no hay instrucciones para echar un demonio de un creyente (Efesios 6:10-18). Los creyentes son mandados a resistir al diablo (Santiago 4:71 Pedro 5:8-9), no echarlo fuera.

Los cristianos son habitados por el Espíritu Santo (Romanos 8:9-111 Corintios 3:166:19). Sin duda, el Espíritu Santo no permitiría un demonio poseer la misma persona que Él habita. Es impensable que Dios permitiría que uno de sus hijos, a quien compró con la sangre de Cristo (1 Pedro 1:18-19) y que se convierte en una nueva creación (2 Corintios 5:17), sea poseído y controlado por un demonio. Sí, como creyentes, podemos hacer guerra con Satanás y sus demonios, pero no desde dentro de nosotros mismos. El apóstol Juan declara: "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo." (1 Juan 4:4). ¿Quién es el que está en nosotros? El Espíritu Santo. ¿Quién es el que está en el mundo? Satanás y sus demonios. Por lo tanto, el creyente ha vencido al mundo de los demonios, y el caso de la posesión demoníaca de un creyente no puede ser sustentado bíblicamente.

Con la fuerte evidencia bíblica en la vista de que un cristiano no puede ser poseído por un demonio, algunos maestros de la Biblia usan el término "demonización" para referirse a un demonio que tenga control sobre un cristiano. Algunos argumentan que mientras que un cristiano no puede ser poseído por un demonio, un cristiano puede ser demonizado. Por lo general, la descripción de la demonización es prácticamente idéntica a la descripción de la posesión demoníaca. Así, el resultado es el mismo. Un cambio de la terminología no cambia el hecho de que un demonio no puede habitar o tomar el control completo de un cristiano. La influencia y la opresión demoníaca son realidades para los cristianos, sin duda, pero simplemente no es bíblico decir que un cristiano puede ser poseído por un demonio o demonizado.

Gran parte de la motivación detrás del concepto de demonización es la experiencia personal de ver a alguien que "definitivamente" es un cristiano exhibiendo evidencia de ser controlado por un demonio. Es de vital importancia, sin embargo, que no permitimos que la experiencia personal influencie en nuestra interpretación de la Escritura. Más bien, debemos filtrar nuestras experiencias personales a través de la verdad de la Escritura (2 Timoteo 3:16-17). Ver a alguien a quien pensamos que es un cristiano exhibir el comportamiento del ser demonizado debe hacernos dudar de la autenticidad de su fe. Esto no debe hacernos cambiar nuestro punto de vista de si un cristiano puede ser poseído por demonios o demonizado. Tal vez la persona realmente es un cristiano, pero severamente oprimida por un demonio y / o sufre de graves problemas psicológicos. Pero, de nuevo, nuestras experiencias deben cumplir con la prueba de la Escritura, no al revés.

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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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