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23 nov 2015

¿De qué se despojó Cristo?




¿De qué se despojó Cristo?
Por: Dr. Félix Muñoz

"Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres - Fil 2:7 (RVR)."

Los seres finitos tienen la capacidad, hasta cierto grado, de restringir los límites de lo consciente. Mediante actos voluntarios logran excluir muchas cosas. Si los seres finitos tienen tales capacidades ¿Cuanto más el creador de los mismos?

Según el texto, la palabra "se despojó" proviene del griego (ekenöse) es un indicativo activo de (kenoö), el cual es un viejo verbo procedente de (kenos), que significa: "vacío".



¿De qué se despojó Cristo? No de su naturaleza divina. Esto era imposible. Siguió siendo el Hijo de Dios (siempre es y será Dios). Ha surgido una gran controversia acerca de esta palabra, una doctrina de la Kenosis. Es indudable que Cristo abandonó su ambiente de gloria. Asumió las limitaciones de lugar (espacio) y de conocimiento y poder, aunque aún en la tierra retuvo mucho más de todo esto que cualquier mero hombre. Es aquí que los hombres deberían mostrar freno y modestia, aunque no se puede creer que Jesús se limitara mediante error de conocimiento ni de conducta. Cristo, estuvo exento de pecado, aunque tentado por el diablo y puesto a prueba como nosotros. «Se despojó de las insignias de majestad» y fue el hombre perfecto.

Cristo tomando forma de siervo. Tomó los atributos característicos de un esclavo. Su humanidad fue tan real como su deidad. En semejanza de los hombres. Era una semejanza, pero una verdadera semejanza, no una mera humanidad fantasma como pretendían los gnósticos docetistas.
El sentido general es que Él se despojó a sí mismo de esa modalidad de existencia particular que le era apropiada y exclusiva al ser conciderado uno con Dios. Cristo dejó a un lado la forma de Dios. Pero al hacerlo nunca se despojó a sí mismo de Su naturaleza divina. El cambio fue de estado: de forma de Dios a la de siervo. Su personalidad, ni el Ser divino fue transformado en un mero hombre. En Su humanidad retenía la conciencia de la deidad, y en Su estado encarnado retenía la mente que lo animaba antes de Su encarnación. No era incapaz de hacer valer la igualdad, pero era capaz de no hacerla valer. De manera que sin tratar de hacer una explicación de su valor, se puede aceptar la declaración inspirada de que Cristo verdaderamente se despojó voluntariamente.

Cristo no estimó; es decir, Él observó como segura e inalienablemente suya la posesión de la plenitud de la naturaleza eterna. Y así se "despojó" o sea que se vació a sí mismo de Su propia importancia. Cristo estaba tan seguro de Su derecho en cuanto a la deidad que, sin vacilar, se pudo vaciar a sí mismo de las manifestaciones externas de ella, y del ejercicio independiente de Sus atributos.

El propósito de Su autorrenuncia y de la encarnación era redentor. La deidad, en el sentido distintivo, podía encarnarse en forma humana por el hecho de que la personalidad humana contiene los elementos esenciales de toda personalidad: Conciencia propia, intelecto, sentimiento, naturaleza moral y voluntad. La personalidad es el punto en el cual la creación en la elevación retorna hacia Dios. El hombre lleva la imagen divina. La autorrenuncia de Cristo en la encarnación fue la suspensión (No la limitación) voluntaria del ejercicio pleno de los atributos divinos, aunque potencialmente estaban presentes todos estos recursos. No se puede comprender completamente el proceso por medio del cual tuvo lugar esa autorrenuncia, pero si se puede tener el pleno entendimiento de que el hecho fue uno real. Aunque algo del cáracter de Cristo se reveló en una edad, algo en otra, aun así la eternidad misma no puede revelarlo en Su totalidad.



¿Que motivó a Cristo a despojarse (autorrenunciar) a sí mismo? Su perfección inigualablemente eterna y santa, y su amor plenamente infinito por el ser humano. Bien dice la ley de la física que "cada acción trae consigo una reacción", ¿que reacción espera Dios del creyente en conformidad a Su acción voluntaria? he aquí la respuesta: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús - Fil 2:5; El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo - 1 Jn 2:6 (RVR)." Es decir, una negación personal (autorrenuncia) de su propia importancia, a eso se le llama bíblicamente, rendición de vida. Y el creyente tiene el modelo a seguir "Cristo" y la capacidad para logralo "Su Espíritu y Su Palabra Escrita." No hay pretexto alguno para eludir la obligación y omitir el deber de la vida cristiana. Todo aquel que dice amarle, rendirá su vida al único amor perfectamente eterno el cual es Jesucristo, porque amarle es obedecerle, y obedecerle es rendirse a Él.

"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame - Lc 9:23; Si alguno viene a mí, y no aborrece... su propia vida, no puede ser mi discípulo - Lc 14:26 (RVR)."

- Dr. Félix Muñoz

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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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