La gran tentación: El vivo ejemplo del temor a Dios - Apostasía al día

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7 oct 2017

La gran tentación: El vivo ejemplo del temor a Dios


La gran tentación: 
El vivo ejemplo del temor a Dios


“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, m y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían – Mateo 4:1-11 (RVR)”.


Para comprender paso por paso el comunicado expositivo, es muy importante hacer un análisis contextual, tanto histórico cultural, como literario. Escrito aproximadamente entre el 50-60 d.C. El pueblo de Israel en los tiempos de Jesús, esperaba al Mesías, su Rey. Mateo inicia su escrito mostrando como Jesucristo era descendiente directo de David, pro también que Dios no envió a Jesús para ser un rey terrenal, sino celestial. Su reino es superior al de David porque es infinito. Plantea históricamente como muchos desde su nacimiento le reconocieron como tal, como Satanás y Herodes temían al reinado de Cristo y procuraron eliminarlo desde su nacimiento así como otros lo adoraron. El propósito probar que Jesús es el Rey eterno. Dirigido a los Judíos, (Leví) Mateo era recaudador de impuestos (Despreciable para muchos por su trabajo y de alta posición económica) narra con este tratado el enlace entre el AT y el NT al hacer énfasis en el cumplimiento de las profecías sobre el Mesías (Mt 5:17).

La temática en general que maneja es que Jesús es:

1. Rey.

2. Mesías.

3. Su reinado es eterno.

4. Sus enseñanzas y Él como maestro.

5. Su resurrección (es vida).

Mateo expresa claramente el proceso divino mediante Cristo sobre su misión hablando primero sobre el bautismo de Jesús en el Jordán, la tentación en el desierto de Judea, y la exposición plena Cristo en Capernaúm. 

El contexto inmediato habla sobre: 

I. La persona del Rey (1:1-4:25)

a. Su trasfondo (1:1-17)

b. Su nacimiento (1:18-2:23)

· El anuncio (1:18-25)

· La adoración (2:1-12)

· Su desarrollo (2:12-23).

c. Su bautismo (3:1.17).

d. Su tentación (4:1-11).

Deuteronomio 6:13, v.16 y 8:3 fueron mandamientos dados por Dios a Israel en el desierto. Jesús como representante de Israel (1:1; 2:15) pasa las pruebas que el antiguo Israel no pasó. Jesús utiliza un debate rabínico como en esos tiempos era costumbre, en tales debates el que siempre tenía mayor peso era el que soportaba más la presión moral. 

“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. – Mt 4:1-4”.

Puede parecer extraño que Jesús fuese llevado por el Espíritu para ser tentado. ¿Por qué iba el Espíritu a llevarle a tal situación? La respuesta es que la tentación era necesaria para demostrar Su idoneidad moral para la obra para la que había venido al mundo. El primer Adán demostró su incapacidad para el dominio cuando se encontró con el adversario en el Huerto del Edén. Aquí el postrer Adán hace frente al diablo en una confrontación directa, y sale sin un rasguño. La palabra griega traducida «tentar» o «poner a prueba» tiene dos significados: (1) ensayar o probar (Jn. 6:6; 2 Co. 13:5; He. 11:17); y (2) inducir al mal. El Espíritu Santo ensayó o puso a prueba a Cristo. El diablo trató de seducirlo a hacer el mal. Hay un profundo misterio relacionado con la tentación de nuestro Señor. Inevitablemente, surge la pregunta: « ¿Podría Él haber pecado?» Si respondemos «No», entonces hemos de hacer frente a la otra pregunta: « ¿Cómo podía tratarse de una verdadera tentación si Él no podía ceder?». Si respondemos «Sí», hacemos frente al problema de cómo el Dios encarnado podía pecar. Es de capital importancia recordar que Jesucristo es Dios y que Dios no puede pecar. Es cierto que es también humano; sin embargo, decir que podría pecar como hombre pero no como Dios es edificar un argumento sin base escrituraria. Los escritores del Nuevo Testamento escribieron en diversas ocasiones acerca de la impecabilidad de Cristo. Pablo escribió que «no conoció pecado» (2 Co. 5:21); Pedro dice que «no hizo pecado» (1 P. 2:22); y Juan dice: «No hay pecado en él» (1 Jn. 3:5). Al igual que nosotros, Jesús podía ser tentado desde fuera: Satanás vino a Él con sugerencias contrarias a la voluntad de Dios. Pero a diferencia de nosotros Él no podía ser tentado desde dentro —en Él no podían originarse concupiscencias o pasiones pecaminosas—. Además, nada había en Él que respondiera a las seducciones del diablo (Jn. 14:30). A pesar de la incapacidad de Jesús para pecar, la tentación fue muy real. Era posible para Él verse frente a seducciones a pecar, pero le era moralmente imposible ceder. Sólo podía hacer lo que veía hacer al Padre (Jn. 5:19), y es inconcebible que jamás viese pecar al Padre. No podía hacer nada por Sí mismo (Jn. 5:30) y el Padre nunca le iba a guiar a ceder a la tentación. El propósito de la tentación no era ver si Él podía pecar, sino manifestar que incluso bajo una intensa presión no podía hacer nada, sino obedecer la Palabra de Dios. Si Jesús hubiese podido pecar como ser humano, haríamos frente al problema de que Él es todavía un ser humano en el cielo. ¿Podría aún pecar? Es evidente que no.


Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, Jesús tuvo hambre. (En la Escritura, el número cuarenta se emplea frecuentemente en contextos de prueba.) Este apetito natural hizo que el tentador tuviese una ventaja que podía explotar en mucha gente. Sugirió que Jesús podía usar Su poder milagroso para convertir las piedras del desierto en panes. Las palabras introductorias «Si eres Hijo de Dios», no implican duda. En realidad significan, «ya que eres el Hijo de Dios». El diablo está aludiendo a las palabras del Padre a Jesús en el bautismo: «Éste es mi Hijo, el amado». Emplea una construcción griega que supone que la declaración es cierta, y con ello invita a Jesús a ejercitar Su poder para saciar Su hambre. Saciar un apetito natural empleando poder divino en respuesta a la indicación de Satanás es una desobediencia directa a Dios. La idea detrás de la sugerencia de Satanás es un eco de Génesis 3:6 («bueno para comer»). Juan clasifica esta tentación como «la concupiscencia de la carne» (1 Jn. 2:16). En nuestro caso, la tentación que se corresponde a ésta es vivir para gratificar nuestros deseos naturales, escoger un camino de comodidad en lugar de buscar el reino de Dios y Su justicia. El diablo dice: «Has de vivir, ¿no?».

Jesús respondió a la tentación citando la Palabra de Dios. ¡El ejemplo de nuestro Señor enseña que no tenemos que vivir, pero que sí debemos obedecer a Dios! Conseguir pan no es lo más importante en la vida. Lo más importante es la obediencia a toda palabra que sale de la boca de Dios. Debido a que Jesús no había recibido instrucciones del Padre de tornar las piedras en panes, Él no iba a actuar por Su propia cuenta y obedecer de esta manera a Satanás, por muy intensa que fuese Su hambre. 

Una de las descripciones más comunes de los escritos del AT era la dirección de Dios en el desierto (Is 63:14) donde fueron probados. Aunque para los judíos antiguos no tenían en cuenta que el diablo los probara, solo Job alude y se tenía más presente en los tiempos de Jesús, el detalle sorprendente aquí para la mayoría de los lectores judíos no sería que el diablo tentara, sino que lo hiciera él en persona. Moisés ayunó 40/40, Jesús aparece como un nuevo legislador (Mr 5:1-2) al igual que estuvo Israel 40 años en el desierto. Cuando Satán le dice a Jesús que convirtiera la piedra en pan, esa petición malvada iba mucho más allá del hambre.

1. Esos actos se le atribuían en esos tiempos a hechiceros de la magia negra.

2. Sería traer un nuevo maná intercambiando así el maná verdadero que es Cristo mismo, eso invalidaría el mandato del Padre de culminar su obra.

3. Satanás quería conformarlo a las expectativas humanas y sacarlo de las divinas.

En ese suceso el diablo busca desafiar en Jesús la condición de Hijo (4:3) para que obre contrario a la palabra de Dios (Mt 3:17), y le consta sabiendo el contexto (Dt 8:3), que era un llamado a obedecer recordando lo que Dios hizo (Dt 8:5). Jesús siempre utilizó el “Escrito está” como rabino para dar énfasis de importancia a lo ya establecido. 

Ayunar es abstenerse de gratificar cualquier apetito físico. Puede ser voluntario, como en este pasaje, o involuntario (como en Hch. 27:33 o 2 Co. 11:27). En el Nuevo Testamento se asocia con el duelo (Mt. 9:14, 15) y la oración (Lc. 2:37; Hch. 14:23). En estos pasajes el ayuno acompañó a la oración como reconocimiento del intenso deseo de discernir la voluntad de Dios. El ayuno no tiene valor alguno por lo que respecta a la salvación. Tampoco le da a un cristiano una posición especial delante de Dios. Aunque no está ordenado en el NT, se alienta a ello por la promesa de la recompensa. Puede ayudar en la vida de oración al quitar el embotamiento y la somnolencia. Es valioso en tiempos de crisis cuando se quiere discernir la voluntad de Dios. Y es de valor para impulsar la autodisciplina. El ayuno es algo entre la persona y Dios y debería hacerse sólo con el deseo de agradarle a Él. Pierde todo valor si se impone desde fuera o se exhibe con un motivo erróneo. Y el motivo de Cristo era agradar al Padre sujetándose a su voluntad y consumar su obra. 


En el debate rabínico que tenían, hay varias palabras importantes a estudiar. Primero, Jesús caminó bajo la dirección soberana del Padre al desierto como representante de Israel (luego de todos sus seguidores gentiles) por Su propio Espíritu para “ser tentado”, la palabra tentado viene del gr. “peiradzo” y como antes se mencionó tiene dos significados “Un ensayo e inducir al mal”, las dos alusiones ocurren. La palabra “diablo” del gr. “diabolos” significa “calumniador/acusador” en este caso el autor del mal. Muchas personas creen que por que el (v.2) dice “después de haber ayunado…..” la tentación con la dinámica del pan salta por su hambre intensa, la verdad es que el autor del mal quería hacer lo mismo con Jesús como con Adán, con alimento material calló el hombre, con alimento material quería hacerlo caer, para así hacer invalidar el mandato divino como en Génesis. Lucero aprovechó la oportunidad del hambre, porque dice claramente que después de “haber ayunado”, tal palabra viene del gr. “nesteouo” que es “abstenerse de necesidad”, y en ese suceso Satanás puso presión porque vio que Jesús “tuvo hambre”, esta palabra del gr. “peinao” significa “punzadas” alude una necesidad dolorosa. En medio de esa necesidad vino el “tentador” del gr. “peidradzo” al igual que el (v.1) para “tentado”, pero aquí no solo alude inducir al mal, sino más bien, el que lleva el mal en sí mismo. Por consecuente el mismo portador del mal viene ante Jesús con su reto, si eres el Hijo de Dios, di que estas se “conviertan” en pan, la palabra convertir en este contexto es “ginomai” es voz media y se traduce como “hacer que se hagan”, esa palabra aludía que “en su propia voluntad se hiciera el hecho”. Jesús tenía claro cuál era su propósito (Jn 4:34). Por ello “respondió”, “apokrinomai” compuesta de “apo” que es “aparte” y de “krino” que es “respuesta”, en si aluda una respuesta judicial, evidenciar con hechos reales. Esta palabra muestra el contraste entre la maldad (su base: mentira/corrupción) y la Gracia (su base: Verdad/Pureza), mientras el portador del mal acude con maldad, el portador del bien, responde con la verdad, por ello dice “Escrito está”, esta palabra del gr. “grafo” es un perfecto infinitivo que significa “grabado está”, algo que está plasmado en el pasado y sus resultados son continuos. Con eso daba entender que no hay más fuera de ello. Arremete con un verso del AT (Dt 8:3) y enfatiza el verso dos palabras, la primera es el receptor necesitado de dirección y la segunda el emisor benefactor y director, son “hombre” y “vivirá” al hacer mención del hombre, lo hace basándose en las propias necesidades que éste tiene (comer, dormir, vestir, y vida cotidiana, etc!) que es lo fundamental que busca satisfacer en su vida, aquí Cristo está plasmando la verdad contundentemente, por la sencilla razón de que con la siguiente afirmación “vivirá” voltea la percepción errada por la correcta, de que lo que para el hombre es fundamental debería ser general, más adelante el enseña sobre eso (Mt 6:19-34) la vida y lo que enriquece la misma debe ser fundamental, no general, la palabra “vivirá del gr. “dzao” y es “la esencia de su exsistencia” la esencia de la vida no yace en las posesiones (Lc 12:15) por ello establece cual es la fuente de la verdadera vida del ser humano, la misma se encuentra en “toda palabra que sale de la boca de Dios”, “palabra” del gr. “jrema” es “asunto expuesto”, por ello dice “sale” de su boca, es un participio presente que da entender que su acción es continua aunque el hecho fue en tiempo pasado, en sí, habla que las mismas Escrituras. Las Escrituras son el medio para que la vida del hombre sea viva y eficaz así como ella es viva y eficaz (Heb 4:12), con ello es que se estableció en su vida la voluntad del Padre el mismo mesías, y con ella es que el creyente debe ajustar su vida de igual forma. Cristo presento su expuesto y no quedaron más palabras por parte de Satanás en el debate. 

“Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra – Mt 4:5-6”.

La segunda tentación tuvo lugar en Jerusalén en el alero del templo. El diablo desafió a Jesús a echarse abajo como una exhibición espectacular de Su Filiación divina. De nuevo la palabra inicial si no implica duda, como se ve en la referencia de Satanás a la protección prometida por Dios al Mesías en el Salmo 91:11-12. La tentación fue que Jesús demostrase que Él era el Mesías mediante una señal espectacular. Podría conseguir la gloria sin sufrimientos. Podría pasar la cruz por alto y llegar sin embargo al trono. Pero esta acción estaría fuera de la voluntad de Dios. Juan describe esta tentación como «la vanagloria de la vida» (1 Jn. 2:16). Se parece al «árbol codiciable para alcanzar la sabiduría» (Gn. 3:6) en el Huerto del Edén, por cuanto ambas cosas eran medios de conseguir gloria personal echando a un lado la voluntad de Dios. Esta tentación nos viene en el deseo de llegar a un renombre religioso aparte de la comunión de Sus padecimientos. Buscamos grandes cosas para nosotros mismos, y luego corremos y nos ocultamos cuando hacemos frente a dificultades. Cuando ignoramos la voluntad de Dios y nos exaltamos a nosotros mismos, tentamos a Dios.

Santa ciudad era un título muy frecuente para hablar de Jerusalén, Satanás lleva a Jesús a una parte del templo sobre el valle, caer de allí era muerte segura, el templo estaba sobre el cedrón y medía 137 metros de alto. A partir de ahí en tales tiempos los rabinos se dieron cuenta que Satanás y los demonios hacían también uso de las Escrituras y se cuidaban, aquí Satanás usó el Salmo 91:11-12 fuera de su contexto sobre la protección angelical de parte de Dios (Mr 1:13). Satanás elaboró tentaciones en base a la sabiduría judía conocida de esos tiempos. (Sometámosle a insultos y torturas, para conocer su paciencia y comprobar su resistencia – Sab 2:18). Hay muchos mal entendidos en esta parte siguiente, porque muchos creen que literalmente Satanás tomo a Jesús y lo colocó personalmente allí, es necesario observar un juego de palabras clave en el texto para comprender más claramente el suceso, primero veremos la palabra “llevó” la misma viene del gr. “paralambano” y es “hacer una ilustración” compuesta de “para” que es “cerca, hacer próximo” y de “laleo” que es “pronunciar”, Si literalmente Satanás hubiera puesto a Jesús en la cima, entonces se aludiría que Lucero goza de soberanía, cuando no es así, el diablo solo le hiso mención explicándole, le narró, y en base a su narración tentadora es que le “puso” sobre el pináculo, la palabra “puso” viene del gr. “istemi” y es “asignar” alude “provocar para”. Satanás estaba provocando con su juego de palabras y si descontextualización Escritural que Jesús desde abajo, subiera específicamente al “templo” el cual estaba estratégicamente acomodado y era sumamente alto como bien mencioné, “templo” del gr. “jieron” es un artículo definido que enfatiza el propósito y significa “lugar sagrado/lugar de su presencia”, no solo presionaba subir, sino más bien le presionaba hacer lo mismo que él hiso antes de caer (Is 14:12-15), y ese mismo era su propósito, que callera desde allá arriba, por eso desde abajo le dice súbete y “échate”, echarse viene del gr. “balo” y significa “lánzate”, alude arrojarse, el verbo mismo expresa que se encontraba “abajo”, Lucero quería verlo caer así como él calló, “abajo” del gr. “kato” significa “hacer menor”. El verbo alude dos cosas: 1- lanzarse al vacío y, 2- rebajarlo de su posición. 


En este caso Lucero quería ver ambas, este es el final se su supuesto argumento en el debate contra Cristo y lo hace usando la misma Escritura pero descontextualizada, al Lucero decir “escrito está” usa el mismo método de Jesús y lo saca de contexto en lo que se refiere a las acciones angélicas a su favor, “mandara, sostendrán, y no tropieces”, “mandara” del gr. “entrellomai” es “dará mando”, Satanás sabía claramente que Dios no opera fuera de sus propios parámetros por ello hace uso de la palabra “sostendrán” la misma viene de “airo” que es “elevar, librar”, le daba entender que si se lanzaba el Padre le enviaría ángeles a elevarlo, eso aludía a una acción contraria al orden natural, y para reforzar su argumento barato le dice que no solo lo elevarán por el mandato de Dios, sino que lo guardará de que “tropiece”, tropezar del gr. “proskopto” significa “golpear” compuesta de “pros” que es “en contra” y de “kopto” que es “golpe”, lo que aludía con ello era para demostrar que se Él era el Hijo de Dios y se lanzaba al vacío desde el templo, el Padre haría el acto milagroso de enviar ángeles para que no se golpeara contra el suelo. 


Veamos ahora la respuesta de Jesús.


“Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios – Mt 4:7”.


Una vez más, Jesús resistió el ataque citando la Escritura: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios» (Dt. 6:16). Dios había prometido preservar al Mesías, pero esta garantía presuponía vivir la vida en la voluntad de Dios. Reclamar aquella promesa con un acto de desobediencia sería tentar a Dios. Llegaría el momento en que Jesús sería manifestado como Mesías, pero la cruz había de venir primero. El altar del sacrificio había de preceder al trono. La corona de espinas había de preceder a la corona de gloria. Jesús esperaría al tiempo de Dios y cumpliría la voluntad de Dios. Citando Deuteronomio lo hace para dar entender la diferencia de su proceder al del pueblo de Israel el cual si tentó a Dios en el desierto negando que Él estaba con ellos, solo si veían señales creerían (Ex 17:7). Al Cristo responderle nuevamente con la máxima autoridad, usó el mismo método, las Escrituras. “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”, la palabra “no tentarás” del gr. “ekpeiradzo” es un tiempo futuro que significa “probarlo”, compuesta de “ek” que es un énfasis antes del verbo, y de “peiradzo” que es “colocar a prueba”. La única forma en que se puede probar a Dios es en base a sus promesas, Satanás descontextualizó todo para dar entender que lo anterior era promesa divina, Jesús le responde con el verso de (Deut Cap.6) corrigiendo el error. “Al Satanás verse imposibilitado por Cristo, queda destruido el argumento mentiroso por la verdad inquebrantable – Dr. FM”. 


“Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares – Mt 4:8-9”.


En la tercera tentación llevó el diablo a Jesús a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo. Los ofreció a Jesús a cambio que él le adorase. Aunque esta tentación tenía que ver con la adoración, una actividad del espíritu, era un esfuerzo para inducir a nuestro Señor a que tomase el poder imperial sobre el mundo adorando a Satanás. La recompensa ofrecida, todos los reinos del mundo con toda su grandeza, apelaba a «la concupiscencia de los ojos» (1 Jn. 2:16). En cierto sentido, los reinos del mundo sí que pertenecen hoy al diablo, aunque el dueño y amo de toda la tierra y lo que en ella habita es de Dios. Se hace referencia a él como «el dios de este siglo» (2 Co. 4:4), y Juan nos dice: «el mundo entero yace en poder del maligno» (1 Jn. 5:19). Cuando Jesús aparezca en la Segunda Venida como Rey de reyes (Ap. 19:16), entonces vendrán a ser Suyos «los reinos de este mundo» (Ap. 11:15). 

Jesús no estaba dispuesto a violar el programa divino, y, desde luego, ¡nunca hubiera adorado a Satanás! En nuestro caso, la tentación es doble: entregar nuestra primogenitura espiritual por la gloria pasajera de este mundo, y adorar y servir a la criatura antes que al Creador. El reino técnicamente no era del diablo (Dn 4:32), Dios es el dueño, Satanás era solo el dueño de los corazones malvados, portadores de maldad así como él, Lucero quería que Cristo se convirtiera en un Mesías militar político, los judíos era eso lo que esperaban y al hacerlo de seguro causaría un derramamiento de sangre por una guerra civil y nacional. Aquí vemos como nuevamente expone con referencias verbales que al igual que los filósofos griegos de ese tiempo, hacían navegar a los oyentes en un mar de ideas, hablar sobre el monte alto, le mostró, al igual que el (v.5). Le formuló un cuento. Y en el mismo, había varias cosas importantes a observar. Le mostró “reinos y gloria”, la palabra “reino” del gr. “basileia” significa “gobiernos reales”, en el contexto eran Jerusalén y los reinos vecinos, y luego de mostrarle tales reinos corruptos le muestra “la gloria” de ellos, la palabra gloria del gr. “doxa” es “su reconocimiento” , con esto quería invalidar la posición de honor que el Hijo tiene desde antes de la fundación de lo creado, trató hacerle un intercambio de, incorruptible por lo perecedero/corrupto, aquí buscaba contrarrestarlo anterior por parte de Jesús, atacándolo de una manera indirecta, recordando que en versos anteriores con las Escrituras lo corrigió de error y Satanás, ahora buscaba con la mentira jugarle a Cristo otra trampa. Aquí se puede ver como no puede convencer porque en él no hay verdad, y acorralado acude a seducir con placeres que cualquier humano corrupto anhelaría, la “gloria de ellos”, el poder y control, pero había una condición, “si postrado” me adorares, la palabra “postrado” del gr. “pipto” significa “dejarse derrumbar”, en este caso ya le estaba diciendo “ríndete, sé que deseas esto”, de lo cual Jesús responde.

“entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían – Mt 4:10-11”.

Por tercera vez, Jesús resistió a la tentación empleando el AT: «Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.» La adoración y el servicio que fluyen de ella son sólo para Dios. Adorar a Satanás sería equivalente a reconocerle como dios. El orden de las tentaciones que se registra en Mateo es distinto del que aparece en Lucas (4:1–13). El orden de Mateo está en paralelo al de las tentaciones que Israel sufrió en el desierto (Éx 16; 17; 32). Jesús se manifestó en perfecto contraste a la respuesta dada por Israel frente a las dificultades. 

Deuteronomio 6:13, Verso que Cristo citó, prohíbe claramente la idolatría, (Deut 6:14) mandato que al acceder y adorar al diablo rompería. Jesucristo dio énfasis en la palabra “servirás”, la misma viene del gr. “latrevo” que significa “sirviente”, la misma es derivada de “latreia” que significa “adorar” singular de “eusebeo” que es “obedecer, rendir reverencia”. Con esta afirmación dio entender que nada es más valioso que la soberanía incorruptible de Dios. 

Cuando Jesús hubo rechazado con éxito las tentaciones de Satanás, le dejó el diablo. Las tentaciones vienen en oleadas, no en un fluir continuado. «Cuando viniere el adversario cual avenida de aguas, el Espíritu de Jehová alzará bandera contra él» (Is 59:19). ¡Qué aliento para los santos de Dios sometidos a prueba! Se nos dice que se le acercaron unos ángeles y le servían, pero no se nos da explicación alguna acerca de esta asistencia sobrenatural. Probablemente significa que le proveyeron de alimentos físicos siendo que había rehusado proveerse por sugerencia de Satanás. Por medio de la tentación de Jesús aprendemos que el diablo puede atacar a los que están controlados por el Espíritu Santo, pero que es impotente contra los que le resisten con la Palabra de Dios.


“Cristo como vencedor, no solo venció la tentación del desierto, venció sobre Satanás en la cruz del calvario (Col 2:15), consumando la obra del Padre, cumplió con el servicio más digno y puro de la historia en adoración por el Espíritu, servicio de adoración como ese, jamás lo habrá” – Dr. FM.


- Dr. Félix Muñoz


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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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