Sacerdote realiza misa en un casino para bendecir a los apostadores

El Faher Charlie Urnick ofrece sus servicios sacerdotales en el Don’s Celebrity Theatre, escondido dentro del emocionante Riverside Resort Hotel and Casino.

Es allí donde los jugadores y los prostitutos se escabullen de sus máquinas traga monedas y juegos de cartas de alto riesgo el tiempo suficiente para ser absueltos de sus pecados, beber la comunión con toda la reverencia de un trago de whisky y regresar al piso de juego para continuar en sus vicios.

Urnick es el ministro de la Iglesia Católica St. John the Baptist, que se encuentra a pocos kilómetros del casino. Sin embargo, la mayor parte de su trabajo tiene lugar en el Casino. Parece que es lo suficientemente inocente para los dueños del Casino, quienes lo consideran una amenaza para las adicciones de sus clientes. Ser rápidamente absuelto de los pecados y bendecidos permite que alguien regrese al piso de juego mucho más rápido. 

En ocasiones especiales, Urnick incluso los bendecirá en nombre de San Cayetano, un santo italiano del siglo XIV que se desempeña como el Santo Patrón del Juego de la Iglesia Católica Romana.

El sacerdote cita al Papa Francisco en defensa de ofrecer lo que él cree es el cuerpo y la sangre de Cristo en una sala de iniquidad.

“El papa dice que los sacerdotes deberían estar donde está la gente. Hay 11 casinos en Laughlin, así que aquí es donde hemos tomado nuestros servicios. Y a aquellos que podrían decir que Dios no podría estar aquí, les digo que sí”.

Los Angeles Times informa: “A medida que pasa la canasta de la colección, algunos arrojan fichas de casino y recibos de máquinas tragamonedas, que el padre Charlie acepta con gusto. Incluso ha diseñado su propio chip de recuerdo que la parroquia vende para recaudar fondos. Algunos se refieren a él como el “monje chip”.

Times nuevamente dice que al final del servicio el sacerdote dice estas palabras: “No olviden visitar el bar al salir”.

Luego, el periódico informó las palabras de un asistente de misa que se deslizó de nuevo en su silla de ruedas eléctrica y se dirigió a la puerta: “Se fue al casino. Esperemos no perder la granja”.