LA CAPACIDAD DEL ARCA
Por: Samuel Vila
«Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie
meterás en el arca para que tengan vida contigo: macho y hembra serán», etc.
(Gén. 6:19-22)
Cierto escritor calcula las dimensiones del arca y cuenta las
especies de animales y no encuentra lugar para tanto animal en el arca. Su
intención, por supuesto, es de probar que la Biblia no es fidedigna. «Ya que
hay —dice— unas mil setecientas especies de animales, seis mil especies de
aves, mil de reptiles y quinientas cincuenta mil de insectos, Noé no podía
haber metido en el arca siete de cada especie de animales limpios, dos de los
inmundos y siete de cada ave de los cielos.» Cualquiera encontrará dificultad
en meter tanta bestia en el arca aun cuando fue una embarcación tan enorme, que
admite el científico que medía ciento cincuenta mil pies cuadrados, lo que
distribuido entre tres pisos del arca da un suelo de casi cuatro acres (más de
161 áreas). ¿Qué diremos a esto?
Pues, sencillamente, que las distinciones entre tipo, clase y
especie son arbitrarias, y lo que un científico llama especie, otro lo llama
tipo o clase. Otro científico, doctor y profesor de más conocimiento de causa,
responde entre otras cosas como sigue: «¿Qué persona que conoce algo de los
estudios actuales de herencia se imagina que se requeriría tan gran número de
formas originales para producir las actuales? »¿ Podrá alguna persona
inteligente dudar de que nuestras dos "especies" de elefantes
modernos nos vienen de una pareja? ¿No podrán haber venido nuestras dos
"especies" de tapiros de una misma parentela? Existen en lista unas
veinte "especies" de puercos silvestres esparcidos por todo el mundo,
a pesar de asegurarnos las más eminentes autoridades en zoología que fueran
probablemente capaces de cohabitar libremente todas, en otras palabras, que
probarían ser realmente de una especie, en el sentido propio de esta palabra
tan abusada. »
Una de las demostraciones que tenemos en contra de la teoría
de la evolución es que las verdaderas especies no pueden cruzarse entre sí, y
si se consigue que cohabiten el producto es un descendiente estéril, como
sucede con la mezcla de caballo y asno, que produce el mulo o mula estériles.
Ello demuestra, primero, que el número de verdaderas especies no es tan numeroso
como pretende la actual terminología zoológica; por tanto, las verdaderas
especies, capaces de engendrar sucesión, no eran tan numerosas que no pudieran
caber en el arca. Segundo, que es cierta la afirmación del capítulo 1.° del
Génesis de que Dios creó un cierto número de especies originales de las cuales
desciende el número mayor de clases, tipos y razas que la ciencia zoológica ha
descubierto y clasificado, poniendo arbitrariamente la denominación de especie
a muchas que no les corresponde ese nombre. »A la luz de este principio, el
número necesario de los sobrevivientes del diluvio universal para principiar de
nuevo la población de la tierra queda tan enormemente reducido que no ofrece la
menor dificultad el que cupieran en el Arca. »En verdad, como cristianos,
debiéramos sentirnos agradecidos al Mendelismo y a la ciencia de generación, no
sólo por haber eficazmente abolido la vieja obra de conjeturas del darwinismo,
sino habernos proporcionado detalles respecto a las comparativamente pocas
especies de animales sobrevivientes del diluvio que bastarían para poblar de
nuevo la tierra, y así llegar a ser los progenitores de la agradable variedad
de vida que vemos en el mundo actual.» Hasta aquí el profesor G. M. Price. Los
científicos, pertenecientes unos a la falsamente llamada ciencia y otros a la
verdadera, forzosamente han de contradecirse. Pero Dios no puede contradecirse..
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