La ciencia aumentaría en los últimos tiempos dice la Biblia que es la palabra de Dios. Pero ¿Es la cirugía de cambio de sexo clínicamente eficaz? ¿Qué hace algunos lamente su cambio de sexo, una vez operados? Walt Heyer es el autor de un sitio web que aborda estas cuestiones desde una perspectiva cristiana.
La cirugía de reasignación de sexo (CRS) – también conocida como cirugía de cambio de sexo, cirugía de reconstrucción genital, o, coloquialmente, cambio de sexo – es el procedimiento quirúrgico mediante el cual se altera la apariencia física de una persona transgénero y la función de sus características sexuales existentes para asemejarse a la de su género identificado.
Según algunas estimaciones, estas cirugías están siendo aplicadas a unas 25.000 personas en todo el mundo cada año.
Según un artículo publicado en The Guardian, “la revisión de más de 100 estudios médicos internacionales de casos de transexuales operados, realizados por la University of Birmingham’s Aggressive Research Intelligence Facility (ARIF) no encontró ninguna evidencia científica sólida de que la cirugía de reasignación de género sea clínicamente eficaz”.
El estudio mostró que “hasta un 20% lamenta haberse cambiado de sexo y muchos continúan con dificultades, incluso con tendencias suicidas, después de la operación”.
Testimonio de arrepentimiento
Según explicó: “Mi objetivo era buscar estudios que de alguna manera pudieran estar relacionados con mi experiencia personal”.
A lo largo de un sin numero de investigación, encontró que “arrepentirse del cambio de sexo es mucho más común de lo que pensaba, y el mío no fue un caso aislado. También encontré que la investigación médica en relación con los resultados es muy escasa, teniendo en cuenta lo que cambia la vida tras la cirugía, y cómo son de permanentes los resultados”.
Uno de ellos es un estudio a largo plazo de 324 personas con el sexo reasignado en 2003 en Suecia, según el cual “las personas transexuales, después de reasignación de sexo, tienen mucho mayor riesgo de mortalidad, comportamiento suicida, y mayor morbilidad psiquiátrica que la población general”.
“Nuestros hallazgos sugieren que el cambio de sexo, a pesar de aliviar la disforia de género, puede no ser suficiente como tratamiento de la transexualidad”, afirmó la investigación.
Mientras tanto, Chris Hyde, el director de ARIF, dijo: “Hay una gran incertidumbre sobre si el cambio de sexo de una persona es bueno o malo. No hay duda del gran cuidado que debe tomarse para asegurar que los pacientes apropiados se someten a un cambio de sexo, sin embargo, todavía hay un gran número de personas que realizan la cirugía, pero siguen traumatizados, a menudo hasta el punto de cometer suicidio”.
“La gracia de Dios me liberó”
Heyer ha recogido testimonios de hombres y mujeres que han encontrado “la victoria en Dios”, y están dispuestos a compartir sus historias.
“Tuve una cirugía de cambio de sexo en 1997 irreversible absolutamente convencido de que era una mujer en el cuerpo de un hombre. Me anticipado vivir felices para siempre, sin embargo, tenía dificultades persistentes y caí en una profunda depresión”, explica un hombre llamado Robert John.
Esta situación lo llevó a iniciar “la lectura de la Biblia, insatisfecho con proclamas superficiales de la diversidad, la inclusión y la tolerancia. Llegué al famoso salmo de arrepentimiento de David, el Salmo 51, y descubrí, al igual que David, que yo podía ser perdonado por todos mis pecados”.
“También aprendí que Dios castiga a los que ama y yo estaba siendo guiado a buscar el arrepentimiento y la fe en la obra de Jesucristo. Supe que identificarme como una mujer no era la verdad, y volví a mi nombre y género de nacimiento sin cirugía adicional”, explica.
“Mi victoria -continúa- ha llegado al aceptar al Señor en mi corazón, dejando de estar centrado en mí mismo para centrarme en Dios, y estoy agradecido por mi sexo de nacimiento y muchas bendiciones, a pesar de las dificultades y desafíos”.
Las palabras finales de este hombre arrepentido fueron las siguientes: “Dios me ha llevado a ser testigo de su verdad y de amor, y que puede dar fe: la gracia, la misericordia y la verdad de Dios liberan”.
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